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Lunes, 26 de noviembre de 2012

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Salmo 24:1-6
Apocalipsis 14:1-5
Lucas 21:1-4

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la nueva canción

"Ellos estaban cantando un himno nuevo delante del trono, en presencia de los cuatro seres vivientes y los ancianos. Este himno nadie lo podía aprender sino aquellos ciento cuarenta y cuatro mil que habían sido rescatados del mundo." &#151;Ap 14:3

Los que están en el cielo pueden cantar la nueva canción del Cordero. Sólo los bautizados en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo pueden cantar la nueva canción (Mt 28:19). Son los únicos en cantar la nueva canción ya que están tan inmersos en la Santísima Trinidad que llevan marcada en sus frentes con los nombres del Padre y del Hijo (Ap 14:1). Sólo aquellos engendrados y de la propiedad de Dios cantan la nueva canción. Ellos "son puros y siguen al Cordero a dondequiera que va" (Ap 14:4).

Cantar la nueva canción significa vivir la vida nueva en Cristo, amarlo con todo nuestro corazón, y "Bendecir al Señor en todo momento" (Sal 34:2). Cantar la nueva canción significa ser un pueblo de alabanza, porque todos somos un pueblo de amor. Amar y alabar al Señor significa que hemos sido purificados por la obediencia a la verdad (1 P 1:22). Esto significa que hemos sido salvados por la gracia mediante la fe (Ef. 2:8) y hemos sido creados "para llevar la vida de buenas obras que Dios preparó para nosotros de antemano" (Ef 2:10).

Siempre canta la canción nueva de la salvación y vive la nueva vida de amor, alabanza, purificación y obediencia. Por la fe con buenas obras, acepta la gracia de cantar la nueva canción.

Oración:  Padre, enséñame cómo alabarte siempre y para siempre.

Promesa:  "Esta viuda pobre ha echado más que todos los demás. Ellos hacen contribuciones de su superávit, pero ella por su propia voluntad ha dado lo que ella ni podía, hasta el último centavo que tenía para vivir" (Lc 21:3-4).

Alabanza:  Karen decidió rezar por el Papa y los obispos en lugar de criticarlos.

Rescripto:  †Muy Reverendo Joseph R. Binzer, Obispo auxiliar y Vicario general de la Arquidiócesis de Cincinnati, 13 de augusto de 2012

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