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Viernes, 30 de enero de 2015

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Hebreos 10:32-39
Salmos 37:3-6, 23-24, 39-40
Marcos 4:26-34

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perdiendo sus bienes

"[Ustedes] aceptaron con alegría que los despojaran de sus bienes, sabiendo que tenían una riqueza mejor y permanente" (Hebreos 10:34).

Imagínate que alguien no sólo te roba tus cosas, pero las confisca, es decir, legalmente "roba" tus posesiones por un abuso de poder y entonces de manera abierta y descarada se queda con ellas. En nuestra sociedad moderna, la gente espera que vayas a la corte y demandes al usurpador para poder recuperar tus posesiones. Si eso no fuera posible, la sociedad esperaría que trates de vengarte por cualquier medio posible. En lugar de ello, te alegras públicamente, y alabas a Dios, diciendo: "¡Gracias, Jesús! Yo no necesito de todas maneras nada de eso. Me estaba frenando de una relación más profunda contigo. ¡Alabado seas, Señor! ¡Aleluya!". No es difícil imaginar las reacciones de incredulidad de aquellos que no pueden entender lo que significa que Jesús es tu Rey, quien promete suministrar todo lo que necesitas (Mt 6:24-34; Fil 4:19).

Nuestras posesiones pueden acabar poseyéndonos (ver Mt 19:21-22). Por eso Jesús nos dice sin rodeos: "Cualquiera de ustedes que no renuncie a todo lo que posee, no puede ser mi discípulo" (Lc 14:33). San Pablo obedeció esta enseñanza y proclamó: "Pero todo lo que hasta ahora consideraba una ganancia, lo tengo por pérdida, a causa de Cristo. Más aún, todo me parece una desventaja comparado con el inapreciable conocimiento de Cristo Jesús, mi Señor. Por él he sacrificado todas las cosas, a las que considero como desperdicio, con tal de ganar a Cristo" (Fil 3:7-8).

Cada día, pierde tu vida por Jesús (Lc 9:24). Despréndete de tus posesiones y de las cosas del mundo. Menos del mundo es igual a más de Jesús.

Oración:  Jesús, la única posesión que quiero eres Tú (1Jn 5:12; 2Jn 9).

Promesa:  "Que el Señor sea tu único deleite, y Él colmará los deseos de tu corazón" (Sal 37:4).

Alabanza:  Nueve años después de su vasectomía, Ralph se arrepintió, se unió a una pequeña comunidad cristiana, y revirtió su vasectomía.

Referencia:  (Esta enseñanza fue presentada por un miembro del Equipo editorial).

Rescripto:  †Reverendísimo Joseph R. Binzer, Obispo auxiliar y Vicario general de la Arquidiócesis de Cincinnati, 14 de agosto de 2014

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